Un película muy emocionante llamada Botoneta Challenge

“Han sido muchas horas de trabajo para organizar este evento y ya quiero que comience, eso libera la tensión”, aseguraba Jaime Kirste, principal promotor del evento y de la categoría, así como del Botoneta Racing Team, cuando ingresó a la pista por el paddock donde regularmente se vive un ambiente frenético y agitado.

Bajo la supervisión de Andrés Lesho Noriega, uno de los hombres de confianza de Kirste, comenzó el desfile para la pre parrilla, no había nada más que hacer en los autos ya configurados, con sus tanques de gasolina llenos, que fueron adaptados para una hora de competencia y con todos los componentes en su lugar.

El público comenzó a ubicarse en sus lugares y una buena parte de los asistentes esperaba que se formaran los 29 vehículos para bajar a la pista y aprovechar a tomarse fotos y conocer a sus ídolos.

El espectáculo comenzaba a cocinarse, un desfile de edecanes tomaba sus puestos portando los números de los protagonistas, ubicadas como clasificaron, el mexicano César Tiberio envuelto en la bandera de su país fue el primero en pisar la pista que comenzaba a recibir tímidas gotas de lluvia, el Pato Castillo era de los mas solicitados para tomarse fotos, mientras que el sonido de los drones se escuchaba como una música de fondo.

Muchos periodistas, más de los que habitualmente cubren el automovilismo, llenaban los megas de sus memorias y en tiempo real las redes sociales se inundaban de información de un evento especial.

Habían nervios en los pilotos, Juan Pablo Rodas revisaba el auto de su compañero Rodrigo Castillo, Marcos Reichert gran figura de la Copa Toyota Yaris Castrol se tomaba fotos con aficionados; estaban muchos de los mejores piotos del país, incluyendo a Andrés Lush Saravia, protagonista del serial europeo GT Open, estaban cientos de seguidores que tenían para divertirse con una buena cantidad de bólidos para admirar.

Muchos detalles, mucho que ver, un Mini clásico que fue el safety car, figuras como Alfredo Nin, reconocido comentarista ponía su voz para animar a los asistentes, mientras el director de la carrera miraba el reloj y comenzaba a pedir máxima concentración al personal de pista.

El cielo pasó de gris claro a casi negro en un tiempo muy corto, y cuando se despejó el área de la pista y solo quedaron los corredores y sus máquinas, todo estaba servido para el platillo fuerte.

Rugieron los motores, dos vueltas de calentamiento y una largada muy emocionante con el poleman Alex Aqueche tomando la delantera de buena forma y sacando algunos metros de ventaja mientras atrás la lucha era como una batalla épica.

El público estaba tenso, nadie se movía y la carrera transcurría como se esperaba, peleada, intensa, con acciones espectaculares que daban rienda suelta a la emoción que solo el automovilismo deportivo puede ofrecer.

La lluvia se hizo presente, primero leve y poco a poco fue subiendo de intensidad hasta que el director del evento mandó a sacar la bandera roja que calmó los ánimos y permitió un respiro después de tanta tensión.

La espera se sintió eterna, pero el clima mejoró, antes los pilotos mostraban la ansiedad normal de no saber en que posición estaban, algunos subían a la torre a informarse otros conversaban con sus mecánicos, algunos solo estaban sentados en su auto meditando sobre lo que hasta ese momento era un carrerón.

Tras la nueva lanzada, con la pista húmeda, se comenzaron a definir las cosas, algunos autos resintieron la fatiga de la carrera y se comenzaron a quedar lo que provocó que entrada el safety car cuando Andrés Lush Saravia lideraba la competencia y hacía pensar a todos que cruzaría primero la meta.

Nada sucedió como se esperaba porque a Lush le falló el vehículo cuando faltaban cuatro vueltas y los autos transitaban en la pista bajo bandera amarilla y con el Safety Car en la punta. Había cabida para el drama del piloto nacional y alegría para Marcos Reichert que venía detrás presionando.

La carrera terminó con bandera amarilla, Reichert levantó los brazos y comenzaba otra escena de la película ya que la algarabía en el equipo Aqueche-Reichert contrastaba con la de otros protagonistas que no tuvieron los resultados esperados.

Bajaba la adrenalina y se daba paso a los comentarios posteriores. Finalizaba una carrera muy esperada que tuvo de todo y dejó plenamente satisfechos a los asistentes.